LA MALDICIÓN DE MÉDANO BLANCO SOBRE NECOCHEA
CAPITULO PRIMERO
Normalmente vemos las cosas convencionalmente. Y la mayoría pensamos, actuamos, hablamos, nos cortamos el pelo y vestimos de la misma manera, como por sumisión unicelular a la tentativa social de una identidad, sino que también vemos lo que se considera como conveniente de ver. Resulta casi ortodoxo asegurarle a un niño que un perro es un perro, y preguntarle a un necio si una manzana es una manzana o a un poeta por el mar. Era interesante caminar por la calle y observar lo que nos rodea, uno se preguntaba a que se parecían todas esas cosas sino me hubieran enseñado a ver perros, manzanas y casas allí donde hay perros, manzanas, mar y casas.
Era cierto que para una observación superior, los objetos no son más que exigencias locales, uniéndose sin distinción unos con otros en un gran todo global. Y aquí estábamos con los datos que se contaban que eran numerosos, avalados por los integrantes del mundo interno.
Varios hechos se concatenaron para que en la Argentina al fin y al cabo se llevara en toda su magnitud la maldición de médano blanco. Siempre se comentó que Eustoquio Diaz Velez propusó donar las tierras a condción que la
ciudad llevara su nombre, a lo que se oponía Angel Murga. Mientras Carlos Tejedor siemndo gobernador de Buenos Aires, le daba la razón a Diaz Velez, Murga debió emigrar en 1877 a Paraguay a fin de no ser detenido, algo que varió en 1881al asumir Dardo Rocha la Gobernación con ellos predominaron los Francmasones y fundaron la ciudad con el nombre de un ilustre masón acompañante de San Martin en la campaña de liberación de los españoles, se trató del General Mariano Necochea, que jamás piso este suelo.
Siempre había una constante la aparición de Che Tangazo o algunos de sus antepasados en la zona.



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